Domingo Giordano Vélez
Las campañas electorales que desarrollan los candidatos, las coaliciones y partidos políticos, entran a la fase más intensa y se encaminan a la antesala de la elección, y con renovados bríos ponen todo su esfuerzo con el fin de ubicarse en el ánimo del electorado y obtener su voto; en paralelo, en estos momentos de definiciones, también se registran eventos que lo dejan a uno con los ojos abiertos, tanto por el grado de violencia como de incivilidad.
Sin duda alguna, parte de la problemática no está únicamente en las disputas por el poder que se están presentando a ras de piso en este momento, debe uno remontarse unos meses y recordar que desde antes del inicio de los actuales procesos electorales se caldearon los ánimos; en este escenario quienes deberían de dar muestras de cordura, se han puesto los guantes dispuestos a confrontarse con los otros poderes, esquema que no abona nada bueno.
En estas circunstancias no debe pasarse por alto la pedagogía del Marqués, Don Lorenzo Córdova que, con el discurso de la defensa de la democracia, en su afán de ampliar y mantener sus poderes desde Tlalpan, ha contribuido, en mucho, a que se crispe el ambiente electoral.
Es así que todos los días a nivel de suelo podemos ver expresiones que están asociadas con las intenciones de quienes quieren reelegirse y de otros que por primera ocasión quieren obtener alguno de los diferentes cargos que están en disputa.
Inmersos en esta dinámica, se puede apreciar que hay manifestaciones donde está presente la ira, el coraje, el enojo, insultos, así como la impotencia y la necesidad de la población de ser escuchada ante sus peticiones que buscan resolver necesidades ingentes; mientras que, desde las alturas quienes encabezan diferentes órganos de gobierno y de las élites, se dan a conocer sucesos que muestran que la temperatura político-electoral está subiendo y los ánimos se han puesto al rojo vivo.
Adicionalmente, se observa que la violencia se intensifica y corre por los distintos rincones del territorio nacional, como lo reflejan los sucesos que se han difundido día con día en diferentes medios de comunicación, dando con ello una idea de la magnitud del problema; hechos que están íntimamente vinculados con las disputas del poder, tanto por el número, como por las diferentes formas en que se llevan a cabo, quedando claras las intenciones de dichos actos.
Hasta el fin de la semana pasada, y a tan sólo 21 días de la jornada electoral, y a 18 de que concluyan las campañas electorales, el acumulado es de 79 asesinatos con carácter político, donde 32 tenían la categoría de aspirantes, y otros ya registrados como candidatos en los comicios, lo anterior con datos proporcionados por la consultora Etellekt en su “Cuarto Informe de Violencia Política en México 2021”; y entre ellos se encuentra el más reciente y de mayor impacto el que sufrió el candidato a la alcaldía de Cajeme, Sonora, en pleno acto de campaña.
Se suman las denuncias que durante esta semana realizaron los representantes de los partidos políticos en el Estado de México, quienes, amén de que precisaron las causas por las que no pudieron tener candidatos para algunos cargos, piden contar con las condiciones mínimas, que garanticen poder proseguir con sus actividades de campaña, porque denunciaron que distintos candidatos/candidatas han sido intimidados para que renuncien a continuar con sus actos proselitistas.
Esto habla de que en estos procesos electorales existen otros mecanismos para renovar o mantener el poder en el gobierno, y no es propiamente el voto, lo que es un reflejo de que no estemos bajo un esquema democrático, ya que las denuncias de vínculos con la delincuencia organizada, los actos de vandalismo, agresiones, levantones, amenazas contra la vida, o mediante balazos, forman parte del entramado electoral.
Aunque hemos constatado que en el Estado de México la autoridad electoral local ha realizado actividades orientadas a darle civilidad al proceso electoral, no es suficiente.
Es necesario que se lleven a cabo actividades para formar ciudadanos, como es que se vuelvan a tener las clases de civismo orientados a largo plazo. Porque, como vemos, las que desarrolla el INE simplemente son actos sólo de lucimiento y de uso de recursos tirados al bote de la basura mediante la ENCIVICA, lo que también forma parte del dispendio presupuestal electoral.
Colofón
Algunos actos simbólicos que no se pueden dejar pasar, son la foto que se tomó Porfirio Muñoz Ledo con el Presidente del INE, lo que es un claro respaldo a quien está en la cresta de la ola de la discusión política, esto una vez Muñoz Ledo está listo para la reelección; aunado a ello, también deja a uno con los ojos abiertos que el experimentado político llame a votar en contra ¡¡¡de su propio partido!!! aunque sólo lo haga para Guerrero. ¿Incongruencias o signos de los nuevos tiempos? Veremos.