Ahora sí llegó la austeridad republicana

Situados en un contexto complejo pintado de incertidumbre comercial, y con una economía débil, es más que necesario preguntarnos en qué está gastando el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, pues durante el sexenio pasado, la inversión en infraestructura ayudó a mantener a flote al país en momentos, por decir lo menos, complicados.

Para responder este cuestionamiento, nada más oportuno que el reporte sobre el manejo de las finanzas públicas al primer trimestre de este año, que publica la Secretaría de Hacienda.

De entrada, los resultados no son alentadores, pues el gasto público en infraestructura, de la cual se mantuvo anclada buena parte de la actividad industrial durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, se desplomó 33.5 por ciento en el primer cuarto de 2025, con casi 102 mil millones de pesos, regresando a niveles de 2022.

Por expresarlo de alguna forma, el gasto público, principalmente en los grandes proyectos de la pasada administración, como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, o el AIFA, entre otros, fueron pieza clave para mantener un dinamismo importante y necesario en la economía mexicana durante un sexenio que atravesó momentos muy complicados como la pandemia de Covid-19. Hoy, esa estrategia ha cambiado.

En la revisión a detalle, hubo un ajuste generalizado a la baja del gasto público. A decir del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), que da un seguimiento puntual al ejercicio del presupuesto del gobierno cada trimestre, fue difícil encontrar rubros con aumento en el gasto entre enero y marzo de este año.

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