Diferentes lecturas se le puede dar al resultado de las elecciones intermedias de este año. Pero solo una conclusión se pone sobremanera de cualquier pincelada política regional y es que el gran ganador fue el gobernador Alfredo del Mazo Maza.
Ni las derrotas son para siempre ni las victorias son eternas corre el dicho entre los pasillos de Palacio de Gobierno en Toluca y esta vez no bajaron los brazos. El primer priísta de la entidad mexiquense está satisfecho pero no conforme con lo que hicieron sus candidatos. Porque pudieron arrebatar más municipios y diputaciones a Morena.
No obstante los resultados aliancistas que les favorecen en casi 80 municipios y más de 20 distritos electorales le permitirá fortalecerse como figura política nacional.
Como consecuencia de las pasadas elecciones y sentadas las bases del priismo mexiquense -que hoy está de vuelta- la mira está puesta en el 2023 para retener el poder en el Edomex y con ello apuntalarse de cara a la elección presidencial del 2024.
No es futurismo político sino solo el
preámbulo a los pasos agigantados que dará la administración delmacista para el cierre de su último tercio con un gobernador en “grado superlativo” por las definiciones que se tomaron.
Sabe muy bien el gobernador que con este envión electoral se desmarca de los patriarcas del mítico y siempre negado Grupo Atlacomulco pues tomará su lugar que siempre tuvo en el ejercicio del poder. No significará alejamiento por supuesto sino que al interior del grupo pesará más sus decisiones.
Veremos a un gobernador más activo con mayor reflector por tierra en eventos más cercanos a la gente y por aire con los medios masivos de comunicación pues sabe bien que es tiempo de subirse a las manecillas del reloj. Ha llegado el momento. Su momento. Ni antes ni después justo en el tiempo correcto como buen lector del
momento político que se vive en el país.