¿Sobrevivirán las energías renovables al cambio climático provocado por los combustibles fósiles?

La quema incesante de combustibles fósiles ha provocado las sequías que ahora reducen la energía hidroeléctrica y las nubes que atenúan la producción solar, obligando a colocar la meteorología y la climatología en el centro de la transición energética para maximizar el uso de las energías renovables.

Los combustibles fósiles han llevado a un insostenible sistema energético que está poniendo en peligro la vida en la planeta al haber desencadenado el cambio climático. Ahora, la solución, las energías renovables, también se ven afectadas por el calentamiento global y se necesitan nuevas estrategias para maximizar su uso y garantizar la generación de energía.

Pese a ello, la carrera hacia las energías renovables es imparable y, a pesar de los retos que plantea la crisis climática, hay signos de progreso: Los paneles solares empiezan a cubrir los desiertos, las turbinas eólicas salpican las costas y las presas hidroeléctricas aprovechan los caudalosos ríos para producir electricidad limpia.

De hecho, los nuevos datos de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) muestran que la capacidad renovable mundial creció en un récord de 585 gigavatios en 2024, lo que representa más del 90 por ciento de toda la nueva potencia añadida en todo el mundo, y la tasa de crecimiento anual más rápida en dos décadas.

Sin embargo, a pesar del empuje que están cobrando las energías renovables, impulsadas por el abaratamiento de la tecnología y la urgente necesidad de reducir las emisiones de carbono, los expertos alertan de la necesidad de tomar precauciones: Dado que las fuentes de energía renovables dependen de las condiciones meteorológicas, el cambio climático está dictando cada vez más, y poniendo en peligro, la producción de energía renovable.

Esta tendencia se acentuó en 2023, marcado por una volatilidad que perturbó la generación de energía renovable en todo el mundo. Las temperaturas se dispararon 1,45 °C por encima de los niveles preindustriales, y el paso de La Niña a El Niño alteró las precipitaciones, los patrones de viento y la radiación solar.

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