CAFÉ EXPRESSO (Columna Política)

La madurez política de Eric Sevilla le permite al barco llamado PRI que en una tempestad no se vaya a la deriva y, mucho menos, que sus militantes naufraguen en la orfandad por la falta de un primer priísta al que debían obediencia institucional. Quedarse sin jefe político es un trago amargo que ni los más experimentados líderes habían asimilado.

Desocupar Palacio de Gobierno como partido no es tarea nada sencilla. Justamente, ahí radica su sensatez como jefe de partido: de agrupar y escuchar a todo el priiismo mexiquense representado en sus diputados locales y federales, alcaldes, ex gobernadores y ex dirigentes estatales del tricolor para superar las diferencias.

Las peleas estériles no tienen sentido o, como dicen los políticos, hay que saber escoger las batallas porque no todas se pueden ganar. La catarsis registrada en los últimos días con las reuniones encabezadas por Alejandro “Alito” Moreno han permitido dejar en claro que a falta de primer priísta hay Jefe de Partido en el Estado de México.

Eric y Alito cumplen con el manual de hacer buena política para que el priismo mexiquense salga unificado y, más aún, fortalecido ante un proceso electoral federal que ya inició con los preparativos del INE. No hay tiempo para perder la hoja de ruta, no es momento de buscar culpables o descargar enconos, no es momento de dividir.

Quien ha perdido en elecciones aprecia más el triunfo electoral y para eso se deben de preparar y no desviar su atención en las naturales pugnas internas. Es momento de jalar parejo con candidaturas que sean altamente exitosas.

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