El municipio de Jocotitlán recibió el equinoccio de primavera con la inauguración de la glorieta del Dios Otontecuhtli. “Hoy es un día histórico para que los proyectos sigan adelante con gente trabajadora y que está orgullosa de nuestras raíces”.
Al encabezar este acto, el Presidente municipal Jesús Cedillo González destacó que Jocotitlán es un pueblo lleno de historia y que nos enorgullece pertenecer a un lugar con identidad cultural, con una belleza natural y con gente trabajadora.
En el develado de la obra artística y arquitectónica se explicó que una de las interpretaciones del nombre de nuestro cerro que embellece los días del pueblo deriva del culto a Otontecuhtli, considerado el dios principal de la cultura Mazahua.
Otontecuhtli, es una deidad del fuego y de los muertos, y Xócotl era otro nombre con el que se le identificaba. De acuerdo a los relatos del Fray Sahagún nos dice que Otontecuhtli además de ser el dios solar del fuego, era también el prototipo de los guerreros muertos.
Durante su fiesta levantaban el árbol Xócotl, junto a una efigie del mismo, y adornaban con fuego, armas de guerra como lanzas y escudos y a los cautivos de guerra los lanzaban sobre las brasas.
Esta era una forma en los dioses principales eran encarnados por los guerreros cautivos. La postura de Eduardo Matos, de que en la cima de nuestro cerro se le rindió culto a Otonteuctli, esta postura sustentó el relato anteriormente narrado; lo que antes fue un espacio ritual hoy en día es un importante centro de telecomunicaciones.
Queriendo retomar esta interpretación histórica, el montículo donde nace el monumento a Otontecuhtli prototipo de los guerreros hace la simulación del cerro Xócotl, que es donde se adoraba a esté dios o donde se creía que habitaba tan importante deidad.
La intención de montar esta estatua al inicio de Jocotitlán es recordar los orígenes históricos de nuestro municipio, así unir nuestro pasado con el presente, por que a donde quiera que vayamos, al horizonte siempre estará nuestra montaña sagrada.