Para llegar a la cima del cerro Pachón, una montaña al borde del desierto de Atacama, en Chile, los astrónomos tienen que manejar dos horas por una carretera sinuosa y llena de baches. Con lentitud, el exuberante verdor de la base de la montaña da paso a los marrones y amarillos del desierto. Finalmente, los telescopios se alzan en la distancia, con el sol brillando en sus cúpulas metálicas.
El ojo más reciente del cosmos es el Observatorio Vera C. Rubin, que alberga la mayor cámara digital jamás construida. Durante los próximos 10 años, el telescopio aprovechará su posición bajo el cielo chileno, uno de los más oscuros de la Tierra, para realizar un estudio astronómico más ambicioso que cualquier instrumento científico hasta ahora.
A partir de ese sondeo, los astrónomos esperan aprender sobre el nacimiento de nuestra Vía Láctea, la misteriosa materia que compone gran parte del cosmos y cómo evolucionó el universo hasta su disposición actual. Quizás incluso descubran pistas sobre su destino.